Thursday, December 13, 2012

  
CUIDA TU ALMA
     TALMIDA              Púlpito Virtual              


¿Qué es el alma? Del hebreo Nephesh y del griego, psique. El alma es la entidad del hombre en donde están la razón, instintos y sentimientos humanos. Aquí se asientan las emociones (tristeza, alegría, risa, llanto).     Es también el archivo de toda la existencia del hombre. Se refiere a un principio o entidad invisible que poseen los seres vivos cuyas propiedades y características varían en diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas. Nosotros tenemos interés en el punto de vista bíblico. La filosofía griega sostenía que el alma era mortal, y que cuando el cuerpo moría al separarse del espíritu, también el alma moría. La Palabra de Dios, invisible como en el mortal el alma y el espíritu, es mas cortante que una espada de doble filo que tiene un efecto visible; podemos ver los cambios en la persona:  Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.                (Hebreos 4:12)

En la actualidad, la filosofía del alma mortal renació apoyada por grupos que usan un versículo bíblico sin estudiar el contexto y el tiempo en que se escribió. Dice Ezequiel 18:4 que- “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá”. Tratando éstos de demostrarlo, aducen que YHWH declaró sobre la muerte del alma; pero lo que dijo es que nadie debe cargar por los pecados ajenos, que la relación entre EL y el hombre es personal. Que la salvación o condenación no vendrán por lo que otro haga o deje de hacer.  El mismo pasaje explica en los versículos 18:19-20 “Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.”

 La declaración de Ezequiel 18:4 se basaba en que antiguamente se creía que los hijos heredaban los pecados de los padres, abuelos y bisabuelos porque leían mal también Exodo 20:5 solo la frase intermedia: porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación;  no tomando la bendición para los que le amamos pero si el castigo; sin la excepción: de los que me aborrecen,   Los profetas y escritores bíblicos no sabían cómo se iba a cumplir el plan de salvación; algunos como Isaías declararon que Dios iba a encarnarse en una mujer; pero no  dieron detalles. David tuvo parte de la revelación al escribir que el cuerpo del Mesías no vería corrupción. Miqueas que iba a nacer en Belén de Judea. Que vendría de la raíz de Isaí, padre de David; pero no declararon que Dios vendría al mundo como Jesús  hombre para cumplir la obra salvífica.

 En el Nuevo Testamento se nos revela que cuando Jesús llegó a la cruz había sido tentado en todo, sin cometer pecado y esta perfección permitió hacer efectiva la sentencia de que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado; y el Cordero de Dios, perfecto, sin mancha, derramó su sangre en pago redentor por nuestros pecados, librando a nuestra alma del castigo eterno.

 Cuando un ser humano muere, su alma va a la presencia de Dios y según haya sido su obediencia a Cristo en la vida recibe salvación o condena; y como ambas, según sea el caso, son eternas; se dice que el alma que no pecare vivirá y la pecadora morirá; por eso podemos decir que el alma de los salvos es inmortal con Dios y la de pecadores inmortal con Satanás. Dios puso eternidad en el hombre:”Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” (Eclesiastés 3:11). La inmortalidad del alma solo cambia su destino por el libre albedrio. Por la propia voluntad humana. La meta final de nuestra es determinada por el señor al que acogemos.

Sólo hay dos opciones: el Señor Jesús o el señor Satanás.  No hay punto intermedio. Luz o tinieblas.

Este conocimiento invalida la tan cacareada reencarnación porque no puede volver el alma del lugar donde está.
Leer Lucas 16:26:Además de todo esto, una gran sima (abismo) está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá”.
Y para que se dé esta reencarnación también se tendría que morir varias veces y vivir de nuevo. Dice Hebreos 9:27”Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Pero buscando siempre algo en donde aferrase a su “teoría”, los adeptos a esta filosofía dicen: “Pero Elías reencarnó en Juan el Bautista” y citan Mateo 11:14 para darle un toque bíblico; pero como no estudian La Escritura o la desvían por maldad, no reparan en que dice: “Con el espíritu y poder de Elías” (Lucas 1:17) 
Y si Elías fue arrebatado en un carro de fuego VIVO; entonces ¿cómo sin morir reencarnó?                                                     
Y leyendo Apocalipsis 6:9-10 nos preguntamos: Si el alma es mortal y va a la sepultura ¿Cómo Juan las vio en el cielo?
Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”.

¿Qué vio el Apóstol Juan? Las almas de los muertos por La Palabra.        ¿Y qué hacían? Clamaban a gran voz, diciendo…¿Pueden los muertos clamar y decir algo?  Solo los vivos pueden hacerlo, no los muertos. Las almas estaban vivas aunque su sangre quedó en la tierra. Por lo que sin  duda el alma humana es inmortal.
Esto es claramente apreciado en muchas Escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: Salmos 22:26; Salmos 49:7-9; Eclesiastés 12:7; Daniel 12:2-3; Mateo 25:46; 1 Corintios 15:12-19. Daniel 12:2 dice, “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”
Similar es lo que Jesús, al mencionar este evento, dijo que los impíos cuando venga en gloria el Hijo del Hombre: y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. “     (Mateo 25:32)   
…irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”                      (Mateo 25:46).                                                                              

Es claro que ambos, impíos y justos tienen un alma inmortal, eterna.
La clara enseñanza de la Biblia es que toda la gente, ya sea que se salven o se pierdan, pasarán la eternidad en el cielo o en el infierno. La verdadera vida, o vida espiritual, no cesa cuando nuestros cuerpos físicos terminan con la muerte. Nuestras almas vivirán para siempre, ya sea en la presencia de Dios en el cielo si es que somos salvos, o en castigo en el infierno si rechazamos el regalo de Dios de la salvación. De hecho, la promesa de la Biblia no es que sólo nuestras almas vivirán para siempre, sino que también nuestros cuerpos serán resucitados y glorificados.

Esta esperanza de resurrección corpórea, está en el corazón mismo de la fe cristiana.  (1 Corintios 15:12-19).
Cuando escribía esta reflexión recordé una anécdota:  
Un día un hombre se encontraba afuera de su casa lavando su auto.      Era un modelo viejo, pero se veía bien cuidado, limpio  y brillante.
Por la acera pasó el pastor de la iglesia y recordando que este hermano no había asistido a la iglesia por algún tiempo, le dijo:
- Hermano David, Dios le bendiga. ¡Qué hermoso coche tiene usted!         Orgulloso, David le respondió: Dios le bendiga, Pastor. Pues este auto lo he cuidado mucho, Todas las mañanas lo lavo y lo pulo semanalmente, por eso se mantiene tan atractivo.
–Lo felicito, hermano David. Espero que el mismo cuidado esté brindando a su alma. Que tenga muy buenos días.

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