HALLAMOS EL LIBRO
2 Reyes 22 - - Versión Reina Valera 1960
Josías era hijo de Jedida, hija de Adaia de Boscat. Su reinado duró treinta y un años, comenzándolo a la edad de ocho años; siendo en los registros de los reyes, el de mas corta edad y no se apartó del camino; haciendo lo recto a los ojos de Yahvé. Cuando cumplió los dieciocho años, mandó a Safán el escriba con un recado para el sumo sacerdote: 22: 4-7 “Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez” porque todo el dinero que se recogía del pueblo para el templo se guardaba con el tesoro real. Tenia Josías doce años de reinado cuando mandó que le dieran el dinero a los edificadores; pero la sorpresa fue mayúscula porque el sumo sacerdote no sabía que estaba entre todos, el más valioso tesoro: encontró el libro de la ley.
Hilcías dijo a Safán: “He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová” se lo dio y lo leyó. Al volver Safan al rey le informó que habían recogido el dinero; pero que también Hilcias le había dado “un libro’ que encontraron, y se lo leyó al rey. Josías escuchó las palabras de la ley y su corazón fue presa de gran inquietud. Mandó al sacerdote, al escriba y a otros a la profetisa Hulda a pedir consejo y esta le mandó su respuesta: 22: 16-20 “Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta”.
¿Cómo pudo estar oculto el libro de la ley durante tanto tiempo? Tan grande negligencia era mas responsabilidad del sacerdote que ministraba en la casa de Jehová sin aplicar la ley; y del escriba que no había buscado el original para hacer las copias, que del rey; porque a su edad se le escapaban algunas de las responsabilidades, aun las más importantes. Nadie había echado de menos el sagrado libro, como en la actualidad algunas iglesias lo aparta y predican de su propio razonamiento, de su corazón y conveniencia. Si una iglesia aparta el libro de la ley, no merece más que desaparecer el mapa religioso. Tan lamentable fue este hecho registrado en la historia de los reyes que parece inconcebible que se repitiera en el Siglo XVIII cuando en lugar de enmendar los errores de la iglesia romana, se unieron al error los adventistas, Testigos de Jehová y mormones, cambiando los textos para que declaren la doctrina de error de sus iglesias.
Fue lo que Martin Lutero denunció: El abandono de La Sagrada Biblia en la iglesia.
Las palabras “Sola scriptura” son traducción del latín: “únicamente”, “principio”, “base”, y la palabra “scriptura” significa “escritos” – refiriéndose a las Sagradas Escrituras. “Sola scriptura” significa que solamente la Escritura tiene autoridad para la fe y la práctica del cristiano. La Biblia es completa, autoritaria y verdadera. “Toda la Escritura es ‘inspirada por Dios’ (dada por la inspiración de Dios) y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia....” (2 Timoteo 3:16). Este fue el “grito de guerra” de la Reforma Protestante. Por siglos la Iglesia Católica Romana ha considerado sus tradiciones, acuerdos conciliares, encíclicas papales y el magisterio de la iglesia por sobre la autoridad a la Biblia. Esto dio como resultado muchas prácticas que eran, de hecho, contradictorias a la Biblia. Algunos ejemplos son: la oración a los santos y/o a María, la inmaculada concepción, la transubstanciación, el bautismo de infantes, las indulgencias, y la autoridad papal. Martín Lutero, el fundador de la iglesia Luterana y padre de la reforma Protestante, estuvo reprendiendo públicamente a la iglesia Católica por sus enseñanzas anti-bíblicas. La Iglesia Católica amenazó a Martín Lutero con la excomunión (y la muerte) si no se retractaba. La respuesta de Martín Lutero fue: "Por tanto, a menos que yo sea persuadido o convencido por el testimonio de la Escritura, o por el más claro razonamiento, - a menos que sea persuadido por medio de los pasajes que he citado, - y a menos que mi conciencia sea sometida de esta manera por la Palabra de Dios, no puedo retractarme y no lo haré, porque es peligroso para un cristiano el hablar en contra de su conciencia. ¡Me mantengo firme, no puedo hacer otra cosa; que Dios me ayude! ¡Amén! Creo que es el momento de estudiar algunos datos biográficos de Martin Lutero para conocer exactamente los hechos, porque he escuchado a muchos católicos (de los que no estudian La Biblia) repetir como loras que Lutero era un hereje y que ser luterano equivalía a ser enemigo de la iglesia católica.
Martín Lutero (Eisleben, Turingia, 1483-1546). fue un teólogo alemán cuya ruptura con la Iglesia católica puso en marcha la Reforma protestante Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se hizo monje agustino en 1505 y comenzó a estudiar Teología en la Universidad de Wittenberg, en donde se doctoró en 1512. Siendo ya profesor comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica: Lutero protestaba por la frivolidad en la que vivía gran parte del clero (especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar durante una visita a Roma en 1510) y también que las bulas eclesiásticas (documentos que teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos) únicamente fueran objeto de un tráfico puramente mercantil.
Las críticas de
Lutero reflejaban un clima bastante extendido de descontento por la degradación
de la Iglesia, expresado desde la Baja Edad Media por otros reformadores que se
pueden considerar predecesores del luteranismo, como el inglés John Wyclif
(siglo XIV) o el bohemio Jan Hus (siglo XV). Las protestas de Lutero fueron
subiendo de tono hasta que, a raíz de una campaña de venta de bulas
eclesiásticas para reparar la basílica de San Pedro, decidió hacer pública su
protesta redactando 95 tesis que clavó a la puerta del castillo de Wittenberg
(1517).
La Iglesia hizo comparecer varias veces a Lutero para que
se retractase de aquellas ideas (en 1518 y 1519); pero en cada controversia
Lutero fue más allá y rechazó la autoridad del papa, de los concilios y de los
«Padres de la Iglesia», remitiéndolos a estudiar la Biblia y al uso de la
razón.
En 1520, Lutero
completó el ciclo de su ruptura con la Iglesia, al desarrollar sus ideas en
tres grandes «escritos reformistas»: Llamamiento a la nobleza cristiana de
la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y Sobre la
libertad cristiana. Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como
hereje en una bula que Lutero quemó públicamente (1520); y el nuevo emperador, Carlos V, le
declaró proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms (1521). Lutero
permaneció un año escondido bajo la protección del elector Federico de Sajonia;
pero sus ideas habían hallado eco entre el pueblo alemán y también entre
algunos príncipes deseosos de afirmar su independencia frente al papa y frente
al emperador, por lo que Lutero no tardó en recibir apoyos que le convirtieron
en dirigente de un movimiento religioso conocido como la Reforma.
Desligado de la obediencia romana, Lutero emprendió la
reforma de los sectores eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la
primera Iglesia protestante, a la cual dotó de una base teológica. El
luteranismo se basa en la doctrina (inspirada en escritos de San Pablo y de San
Agustín) de que el hombre puede salvarse sólo por su fe y por la gracia de
Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni mucho menos suficientes para
alcanzar la salvación del alma; en consecuencia, expedientes como las bulas que
vendía la Iglesia católica no sólo eran inmorales, sino también inútiles.
Lutero defendió la doctrina del «sacerdocio universal»,
que implicaba una relación personal directa del individuo con Dios en la cual
desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su
justificación tradicional; la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía
por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino que cualquier creyente podía
leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual ésta debía ser traducida a
idiomas que todos los creyentes pudieran entender (él mismo la tradujo al
alemán, creando un monumento literario de gran repercusión sobre la lengua
escrita en Alemania en los siglos posteriores).
En el pasaje que
estamos estudiando, apreciamos en 2 Reyes 22:19 “y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová,
cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores,
que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en
mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.”
Dios perdonó la negligencia de Josías porque se
arrepintió de los hechos y comenzó una nueva forma de reinar; Reunió a los
ancianos de Judá y de Jerusalén, y ante el pueblo hizo juramento de seguir a
Jehová: 23:3 “Y poniéndose el rey en pie junto a la
columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y
guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el
corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban
escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto” y rompió todos los utensilios que se hicieron para Baal,
para Asera y a todo el ejercito de los cielos y quemándolos fuera de Jerusalén;
y quitó a los sacerdotes que quemaban incienso a Baal, el sol, la luna, los
signos del zodiaco y a todo el ejército de los cielos; asimismo quebró estatuas e imágenes; destruyó todos los
altares y hasta las tumbas en donde estaban los huesos enterrados de los
idolatras; los sacó y los quemó.
Ordenó la celebración de la pascua porque en el libro de
la ley estaba escrito que deberían celebrarla perpetuamente y este mandato no
se había cumplido: 23:22 “No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que
los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel
y de los reyes de Judá.
Y la Escritura
misma da testimonio de la conversión de Josías: 23:25 “No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová
de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la
ley de Moisés; ni después de él nació otro igual”.
Cierto es que el rey Josías por su corta edad e
inexperiencia pecó de negligente pero su alta investidura lo obligaba a conocer
de cómo tenía que regir; pero Dios ve nuestro corazón y mansedumbre para tratar
de seguir sus mandatos. Josías mostró un verdadero arrepentimiento (metanoia)
estableciendo una nueva forma de vida en su pueblo apegada a la voluntad de
Dios y recibió el perdón divino. ¿Harán lo mismo los dirigentes actuales? o
seguirán desobedeciendo la Palabra de Dios y tratando de imponer su propio
pensamiento.