Thursday, May 30, 2013

LADRILLAZO !!!


Lucas, el médico nos recuerda las palabras de Jesús en Hechos 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.”  

Pero antes había escrito la crónica de cómo la iglesia primitiva tomaba cuidado de los necesitados en una cooperación de todos.                                                               
Hechos 2:45  “y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” y Hechos 4:34-35 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.”

La necesidad de una persona es totalmente individual y no puede ser evaluada por otro que no la ha vivido.          

Anécdota:                                                 
Al anochecer de un día cualquiera, un joven adinerado viajaba por una calle medio peligrosa en la ciudad. Manejaba rápido en su flamante auto convertible de lujo, y súbitamente disminuyó la velocidad al ver alguien en la acera, con el aspecto que  asemejaba a un niño que parecía correr detrás desesperado.
De repente le tiraron un ladrillo, que se estrelló contra la carrocería de su auto dejando una abolladura grande en la puerta.


Inconscientemente frenó rápidamente, puso el auto en marcha atrás, y las llantas chillaron mientras retrocedía furioso. El joven bajó del auto y atrapó al niño que le tirara el ladrillo. Lo sacudió  fuertemente,

- ¡Delincuente!, Mira lo que hiciste a mi auto nuevo. Te va a costar muy caro. ¿Porqué tiraste el ladrillo?
- ¡Por favor, señor, no sabía que otra cosa hacer!


He estado haciendo señas a los autos y nadie para. ¡Todos nos pasan a gran velocidad!

Lágrimas grandes le cayeron de los ojos, mientras señalaba que alguien estaba en la cuneta al otro lado del auto:

- "Es mi hermano. Cuando trató de bajar de la acera para cruzar la calle, se cayó boca abajo de su silla de ruedas.  ¡Pesa mucho y yo no lo pude levantarle solito!. Por favor, ayúdeme a colocarle de nuevo en su silla".  Usted es el único que se detuvo y no me importa que me haga a mi; pero ayude a mi hermano.
El joven quedó conmovido ante tal situación al punto que no pudo hablar.
Levantó al inválido del suelo, mientras el niño enderezó la silla de ruedas, y con mucha ternura el joven depositó al discapacitado en su silla de nuevo. Lo revisó bien para asegurarse que todo estaba en orden.                             

Mientras el niño cuidadosamente empujaba a su hermano a casa, el joven hizo uso del pañuelo para secar sus propias lágrimas.

Lentamente regresó a su auto, que hasta el día de hoy tiene como recuerdo la ranura en la puerta; por la que hizo la promesa de poner más cuidado de las necesidades ajenas y que jamás alguien tenga que tirarle un ladrillo para llamar su atencion.

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