Saturday, May 18, 2013

UNIVERSIDAD DEL DESIERTO


Cuando llega el día, somos mandados al   Desierto, y lo primero que notamos es carencia de todo. De agua, comida, vegetación, resguardo para dormir en la noche o para librarse del sol en el día. Un desierto puede ser un lugar arenoso, árido y seco o una estepa llena de nieve; pero en ambas situaciones no vemos la presencia humana, solo escaza vegetación y mucha soledad. No es buen  lugar para agruparse y formar aldeas y pueblos  Así son nuestras pruebas, como tierra árida de carencia. No podemos vivir en ninguno de ellos.

Este es el lugar de enseñanza donde en la soledad y sólo con la compañía de ovejas Dios desarrolla el carácter del discípulo. Es el campo de entrenamiento de Jehová de los Ejércitos para sus tropas. No olvides el nombre: “UNIVERSIDAD CRISTIANA DEL DESIERTO”;  porque allí estarás si quieres desarrollarte como soldado de Cristo.

Moisés huyó de Egipto y se fue vivir a tierra de Madián.  Ahí conoció a Jetro quien le dio a su hija Séfora por esposa. Exodo 3:1-7 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.  Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo:!!Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias”  Exodo 3:9-11  El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?.                                                                     

Lo que no sabía Moisés; pero lo aprendería muy rápidamente en esta universidad es que la Voluntad de Dios siempre se cumple, aunque nos opongamos a ella o brindemos pretextos.                                                                                  

¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque a Israel de Egipto? ¿Porqué preguntaba eso? ¿Acaso no lo sabía Moisés? O quizás trataba de convencer al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob olvidando que es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente. En el llamado le estaba revelando que Faraón no les dejaría ir (3.19); pero también le daba la certeza que extendería su mano y después que hiriera a  Egipto con todas sus maravillas los dejaría ir (3.20).

Hay algunos puntos importantes que considerar en este pasaje, y los meditaremos ahora:            

4:2- 5 “Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella.  Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.”

Antes de convencer a Faraón, era Moisés el que debía  convencerse asi mismo para que confiara solo en Dios y no en su conocimiento y destreza. A la pregunta de Jehová que es lo que tienes en la mano, Moisés respondió conforme a su vista: una vara. El le dijo: Echala en tierra y se hizo una culebra. Aquí le mostraba Dios que las cosas las ve uno con la limitación de los sentidos; pero El ve lo que serán según Su voluntad. Más aun, cuando Dios le da una orden totalmente ilógica; porque le dijo que la tomara de la cola y usando un mínimo de inteligencia un hombre del desierto nunca la tomaría por la cola porque se daría vuelta y mordería la mano. Lo sensato sería poner el pie sobre la cabeza o sostenérsela con la vara, ya que es una forma más segura de inmovilizarla. Pero Moisés sin reparar en el daño que podía sufrir al hacerlo, la tomó de la cola y se volvió otra vez una vara en su mano. Pero además le dijo Jehová: Mete tu mano bajo tu axila. (4:6-7) Y cuando Moisés lo hizo se le volvió blanca como si tuviera lepra. Otra vez le ordenó meterla bajo la exila y salió totalmente sana. Así aprendo Moisés a obedecer y confiar en Dios.

Otro pasaje  -muy claro en nuestra Biblia- que ha dado lugar a doctrinas heréticas, es: Exodo 7:1-5 “Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos”.  Lo primero que notamos, evidentemente, es que La Biblia dice: te he constituido “dios” (minúscula) para Faraón, lo cual nos indica que no es el verdadero Dios, solo les parecerá eso. Con solo esta observación ya no podría levantarse una doctrina con credibilidad para alguien que ha leído y meditado La Palabra de Dios. Eso era lo que harían creer a Faraón. Además también creería que Aarón era el profeta de Moisés y no sabrían que la causa era porque su hermano era tartamudo.

Y comenzó una guerra espiritual entre Moisés, Aarón y Faraón que se centraba en los milagros que realizaba Moisés con su vara y haciendo caer juicio sobre Egipto. Cada plaga que Moisés traía con su vara, hacia sufrir al pueblo egipcio pero después se endurecía el corazón de Faraón y no dejaba ir al pueblo de Israel; hasta que sufrieron de diez plagas y la última trajo consigo la muerte de todo primogénito, tanto humano  como animal, salvándose sólo los que tenían la señal de la sangre del cordero pascual en las ventanas y dinteles de las puertas.                         

Pero hasta aquí, gozando la victoria de la liberación estaba el líder que Dios tuvo en el aprendizaje del desierto durante cuarenta años. Y el gozo del  numeroso pueblo que salía de la tierra de esclavitud y opresión, pronto comenzaría a disminuir por los sufrimientos del aprendizaje en la universidad de Dios. Ya ni siquiera podían apreciar los cuidados que Jehová les prodigaba. Primero cuando Faraón pretendió recapturar a los exilados y volverlos al  trabajo forzado, los persiguió y  estaba a punto de alcanzarlos al llegar al Mar Rojo, cuando Jehová ordenó a Moisés: Usa tu vara. Esa vara que no tenía ningún poder especial, solo en las manos del profeta era efectiva; y se abrieron las aguas del mar permitiendo que el pueblo pasara en seco y cerrándose sobre Faraón y su ejército. Después les puso una nube que los seguía y cubría del sol durante el día; y por la noche una columna de fuego que les prodigaba calor y luz por las noches. Les endulzó la aguas de Mara, les dejó caer pan del cielo cada mañana durante cuarenta años, les dio codornices, pero este pueblo no veía el favor de Dios sobre ellos y en lugar de aprender  las asignaturas de la universidad, renegaban y protestaban airando a Dios, como dice:  Números 32:13 “Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que  fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová”

Josué 5:6 “Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Jehová había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel”.

Y cuando los estudiantes son rebeldes y no se concentran en el aprendizaje, hacen caer a los líderes también. De ese gran número de pueblo de Israel que fue al desierto, ninguno llegó a la meta. Ni Moisés, Aarón y María; solamente Josué y Caleb pudieron lograr lo propuesto porque cuando fueron enviados como espías, dieron un reporte confiando en Dios y no en sus fuerzas.

David tenía un corazón conforme a Dios (1 Samuel 13:14) por eso Dios mando al profeta Samuel a ungirlo como rey siendo un muchacho y Saúl aun era rey de Israel. Pero este muchacho estaba en la universidad del desierto pastoreando las ovejas de su padre, siendo el menor de ocho hermanos. Mientras cuidaba de las ovejas cantaba salmos a Dios acompañado de su arpa. Luchaba contra un león o un oso, cuando trataban de comerse una oveja que estaba bajo su cuidado. La fe en su Dios, su responsabilidad y aprendizaje en esta universidad le llevaron a ponerse frente a Goliat, un gigante filisteo que atemorizaba a Israel. David no confió en las armas convencionales que puso el rey a su disposición, si no en su honda y cinco piedras que tomó del rio y en el Nombre de Jehová de los Ejércitos corrió a la línea de batalla y derrotó al gigante.                 

Elías Tisbita obtuvo una gran victoria ante los profetas de Baal matándolos a todas a espada. Entonces Jezabel  juró matarlo. Elías tuvo miedo y se fua al desierto. 1 Reyes 19: 1-8 Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Aquí vemos a un profeta de Dios victorioso que de pronto fue presa del miedo y no pudo ver el milagro doble ante sus ojos: Un angel le proveyó de pan caliente cocinado sobre las brasas y agua. Comió, bebió y se durmió. Otra vez el ángel le da de comer y beber y fortalecido caminó  cuarenta días. 19:9 Se detuvo a dormir “Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” y después de oír las explicaciones de Elías le ordenó: Vuélvete por el desierto de Damasco. Dios le enviaba de nuevo a la escuela del desierto. No solo era el desierto la escuela en el Antiguo Testamento.                                        

 Mateo 3:1-3 “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
    Voz del que clama en el desierto:
    Preparad el camino del Señor,
    Enderezad sus sendas.


Juan el bautista venia del aprendizaje del desierto a predicar las buenas nuevas de salvación por medio del arrepentimiento. Y a Jesús el Espíritu lo llevó al desierto: Mateo 4:1-11“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.  Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.  Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.  El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,  y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,  y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.”

El Verbo encarnado pasó por la universidad del desierto en victoria y cuando supo que había sido encarcelado Juan, comenzó su ministerio diciendo: “Arrepentíos que el reino de los cielos se ha acercado”.

Nosotros no pretenderemos ser adiestrados en la banca de una escuela con aire acondicionado. Cuando llegue el momento nuestro desierto vendrá, no sabemos si en forma de prueba física, espiritual o económica. Vayamos al desierto con la certeza que nuestro Dios tomara cuidado de nuestras necesidades y que nunca  la prueba será mayor que nuestra resistencia,  Busquemos la puerta de salida a cada dificultad.                                                                                          

¿Sabe dónde está la puerta?...  Búsquela en Juan 10:7-9 … Amén

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