(Adaptación)
La
siguiente anécdota es vieja y ha sido contada y posiblemente deformada a través
de los años muchísimas veces. aunque según el ingenio del narrador, a merced
de las modificaciones ha sido a veces más
o menos impactante; pero analizando el fondo de la enseñanza podemos ver el
Señorío de Dios sobre Su Creación. Al Señor toda creatura le obedece, aun
cuando no desea hacerlo. Muchos ejemplos hay en La Biblia de personajes que se
resistieron a obedecerlo y terminaron haciendo lo mandado a regañadientes. El
ejemplo más clásico es el de Jonás, que al recibir la orden de ir a Nínive a
predicar, huyendo tomó el sentido contrario a la ciudad y abordando un barco se
fue rumbo a Tarsis y después de estar tres días en el vientre de un gran pez,
fue vomitado en la playa. Hasta entonces obedeció y fue a Nínive.
Cuando
se levantó una tormenta, yendo Jesús en la barca, al ser despertado por sus
discípulos, se levantó y desde la proa gritó: ¡Calla, enmudece!
y las olas
callaron y enmudecieron haciéndose gran
bonanza en el mar. Hasta sus discípulos comentaban: ¿Quién es este
que hasta las olas le obedecen?
Juan 9:31 “Y sabemos
que Dios no oye a los pecadores;
pero si alguno es temeroso de Dios,
y hace su voluntad, a ése oye”.
Seguros de que
tememos el ofender a Dios con nuestra incredulidad; cuando oramos pidiendo algo
de lo que tenemos necesidad, hagámoslo con fe. Jesús es el autor y consumador
de la fe. El pone la fe en nuestro corazón. ¿Pero que la fe? “Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)
Con esta introducción podemos gozarnos con esta anécdota’ recordando que
Jesus enseñaba por parábolas. A la pregunta de porque enseñaba por parábolas,
Jesús pudo contestar: “Porque es la única forma de
introducir grandes verdades, dentro de cabezas tan duras”
He aquí el relato:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados. Romanos 8:28 Versión Reina Valera 1960
Una estación de radio, entre su
programación tenía uno patrocinado por una iglesia cristiana, llamado: “Ayúdanos a ayudar“en donde los radio escuchas llamaban por
teléfono exponiendo sus necesidades y la radio emisora les proporcionaba
directamente o a través de algún cristiano voluntario, la ayuda requerida.
Una mañana, el telefonista de la radio
recibió una llamada de una señora muy pobre que por una gran necesidad recurría
al programa pidiendo ayuda para enfrentar su crisis económica, la cual era tan grande
que este día se quedó sin alimentos en su despensa y mañana ya no tendría nada
para alimentarse. Un malvado que oía el programa; concibió la satánica idea de
burlarse de la señora cristiana que relató que había orado mucho al Señor antes
de llamar. Consiguió su dirección y decidió jugarle además de una broma, darle una
demostración de que su Dios no toma cuidado de sus necesidades. ¡Qué buena
oportunidad le brindaba esta pobre mujer desesperada. Para ejecutar su plan
llamó a una de sus bellas secretarias y le ordenó que comprara variados y abundantes
alimentos. Que preparara una cesta para llevársela a la casa de la mujer, con
una nota visible en la parte superior que dijera: “un regalo de Satanás, quien te provee y desea tu alma” y le dijo a la mensajera que si preguntaba quien realmente se lo enviaba,
le dijeran: que estos alimentos se lo mandó el diablo.
No había pasado mucho tiempo de la llamada cuando la mensajera llegó a la casa de la mujer con la cesta de comida y una nota arriba; llamó a la puerta, y la mujer salió y al ver la cesta regocijándose en gran manera gritó: “Aleluya” “Gracias, Dios mío” “Mi alma te alaba, Señor”.
No había pasado mucho tiempo de la llamada cuando la mensajera llegó a la casa de la mujer con la cesta de comida y una nota arriba; llamó a la puerta, y la mujer salió y al ver la cesta regocijándose en gran manera gritó: “Aleluya” “Gracias, Dios mío” “Mi alma te alaba, Señor”.
Inmediatamente fue a guardarlo en
su despensa, sin leer la nota.
La secretaria-mensajera del impío
se quedó en la puerta esperando que leyera la nota o preguntara quien se lo
había enviado, pero ella sólo alababa al Señor.
Al ver que no reaccionaba, ni mostraba interés en saber quien lo enviaba, la mensajera le preguntó:
Al ver que no reaccionaba, ni mostraba interés en saber quien lo enviaba, la mensajera le preguntó:
-¿Señora, no quiere saber quién le envió
esta cesta de comida?
La mujer, en la plenitud de la fe, respondió:
La mujer, en la plenitud de la fe, respondió:
- No
me importa. No es preciso.
¿Sabe algo señorita? Cuando uno ora
derramando su corazón, Dios nos oye (Jeremías 33.3) y El obra mandando su
socorro.
Por el amor
que siente por nosotros, al vernos afligidos dá una orden y
¡Hasta el diablo le obedece! y puede
usarlo para bendecirnos
Yo bendigo al
que usó Dios y espero que El sea el que lo recompense. Acepta tú a Jesús como
tu único y suficiente Salvador; y cuando la angustia llegue a tu casa, El te
socorrerá.
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