Lectura bíblica: Josué 6:1-10 “Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de
los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. 2- Mas Jehová dijo a Josué: Mira,
yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis,
pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una
vez; y esto haréis durante seis días. Y
siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca;
y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las
bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis
el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la
ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante. Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los
sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven
bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová. Y dijo al pueblo:
Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de
Jehová. 8- Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes,
llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de
Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía. Y los
hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la
retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. Y
Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz,
ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis”.
Al pasar el Jordán, Jericó era la primera ciudad que encontraron los
israelitas; una de las mayores fortalezas de la tierra. La grande y rica ciudad
de Jericó, se
hallaba frente a ellos, a poca distancia de su campamento de Gilgal. Situada al
margen de una llanura en que abundaban
los ricos y diversos productos, era una ciudad orgullosa, en cuyos palacios y
templos moraba el lujo y el vicio.
A la vez, Jericó era una
de las sedes principales de la idolatría, y se dedicaba especialmente al culto de Astarot, diosa
de la luna. Alli se
concentraban todos los ritos más viles
y degradantes de la religión de
los cananeos.
Durante seis días, el ejército de Israel dio una vuelta alrededor de la ciudad. Llegó el séptima día, y Josué dio la orden de marchar siete veces alrededor de la ciudad, y cuando oyesen el fuerte tañido de las trompetas, que gritasen en alta voz, porque Dios les había dado la ciudad. Reinaba el silencio… sólo se oía el paso lento y uniforme de muchos pies que marchaban perturbando la tranquilidad.
Durante seis días, el ejército de Israel dio una vuelta alrededor de la ciudad. Llegó el séptima día, y Josué dio la orden de marchar siete veces alrededor de la ciudad, y cuando oyesen el fuerte tañido de las trompetas, que gritasen en alta voz, porque Dios les había dado la ciudad. Reinaba el silencio… sólo se oía el paso lento y uniforme de muchos pies que marchaban perturbando la tranquilidad.
Las murallas macizas de piedra sólida parecían imposibles de conquistar ante el asedio de los
hombres. Los desconcertados
vigilantes en las murallas veían con temor creciente, que desde la primera
vuelta hasta la sexta marchaban callados los enemigos. No entendían que objetivo
podrían tener estos movimientos. No tuvieron que esperar mucho tiempo: Cuando
acabó la séptima vuelta, el desfile hizo alto.
Las trompetas, (Shofar) que hasta ahora habían callado, rompieron
el silencio y soltaron al unisonó, un ruido atronador unido al griterío del
pueblo.
Las paredes de piedra sólida y sus torres, se estremecieron levantándose de sus cimientos, cayendo desplomadas en ruinas. Los habitantes de Jericó quedaron paralizados de terror y los ejércitos de Israel penetraron en la ciudad y tomaron posesión de ella.
Las paredes de piedra sólida y sus torres, se estremecieron levantándose de sus cimientos, cayendo desplomadas en ruinas. Los habitantes de Jericó quedaron paralizados de terror y los ejércitos de Israel penetraron en la ciudad y tomaron posesión de ella.
Sitios arqueológicos de Palestina:
En la actualidad las zonas bíblicas
están llenas de excavaciones, sitios arqueológicos y museos abiertos al público
en general. Entre los más destacados se encuentran las Murallas de Jericó. Aún existen
discusiones acerca de si dicha destrucción corresponde a la descrita en la
Biblia o no.
Pat Zukeran, estudió los documentos y nos dice: “Según la Biblia, la
conquista de Jericó ocurrió alrededor de 1440 d.C. La naturaleza milagrosa de
la conquista ha hecho que algunos estudiosos descarten la historia como algo
folclórico. ¿Apoya la arqueología el relato bíblico? Durante el último siglo,
cuatro arqueólogos destacados han excavado en el sitio: Carl Watzinger
(1907-1909), John Garstang (fines de la década de 1930), Kathleen Kenyon (1952-58)
y actualmente, Bryant Wood. El resultado
de estos trabajos ha sido notable: Descubrieron que Jericó tenía un sistema de fortificación
impresionante. Un muro de retención de 5 metros de alto rodeaba la ciudad.
Encima del muro, había un muro de ladrillos de unos 2.5 metros, fortalecido por
detrás por un murallón de tierra. Se encontraron estructuras domésticas detrás
de este primer muro. Otro muro de ladrillos circundaba la ciudad. Las
estructuras domésticas que se encontraron entre ambos muros concuerdan con la
descripción del alojamiento de Rahab en Josué 2:15. Los arqueólogos también
encontraron que, en una parte de la ciudad, había grandes pilas de
ladrillos en la base tanto del muro externo como del interno, lo que indicaba
un desmoronamiento repentino de las fortificaciones. Los eruditos piensan que
un terremoto, que podría explicar también la detención del flujo del Jordán en
el relato bíblico, causó este colapso. Los ladrillos del desmoronamiento
formaban una rampa por la cual un invasor podría entrar fácilmente en la ciudad
(Josué 6:20).
Con relación a este sorprendente
descubrimiento, Garstang dice: "En cuanto al hecho principal, entonces, no
queda ninguna duda: los muros cayeron hacia afuera tan completamente que
los atacan-tes podrían haberse trepado sobre las ruinas de la ciudad".
Esto es notable, porque cuando son atacadas las ciudades, los muros caen hacia
adentro, y no hacia afuera.
Una espesa capa de hollín indica que
la ciudad fue destruida por fuego, según se describe en Josué 6:24.
Kenyon lo describe de esta forma:
"La destrucción fue completa. Los muros y pisos quedaron ennegrecidos o
enrojecidos por el fuego, y cada habitación estaba llena de ladrillos
caídos". Los arqueólogos también descubrieron grandes cantidades de trigo
en el sitio. Esto, también es consistente con el relato bíblico de que la
ciudad fue capturada rápidamente. Si hubiera caído como resultado de un sitio,
el trigo hubiera sido usado. Según Josué 6:17, a los israelitas se les prohibió
saquear la ciudad; tenían que destruirla por completo. Si bien los arqueólogos
estaban de acuerdo en que Jericó fue destruida violentamente, no concordaban
con la fecha de la conquista. Garstang sostenía la fecha bíblica de 1400 a.C.,
mientras Watzinger y Kenyon creían que la destrucción ocurrió en 1550 a.C. En
otras palabras, si la última fecha es correcta, Josué llegó a una Jericó que
había sido destruida previamente. La fecha más temprana plantearía un serio
desafío a la historicidad del Antiguo Testamento.
El Dr. Bryant Wood, que está
excavando en el sitio actualmente, encontró que la fecha más temprana de Kenyon
estaba basada en suposiciones erróneas sobre la alfarería que se encontró en el
sitio. Su fecha más tardía también está basada en el descubrimiento de amuletos
egipcios en las tumbas al noroeste de Jericó. En estos amuletos estaban
inscritos los nombres de faraones egipcios entre 1500 y 1386 d.C., mostrando
que el cementerio estaba en uso hasta fines de la Era de Bronce (1550-1400
a.C.). Finalmente, una pieza de carbón fue encontrado en los restos que fue fechada en 1410 a.C. La evidencia
lleva a Watson a esta conclusión: "La alfarería, las consideraciones
estratigráficas, los datos de escarabajos y carbono 14 apuntan todos a la
destrucción de la ciudad cerca del final de la Edad de Bronce, alrededor de
1400 a.C.
Por lo tanto, la evidencia arqueológica actual apoya el
relato bíblico sobre cuándo y cómo cayó Jericó”.
Jericó estaba bien cerrada; nadie entraba ni
salía; pero Jehová dijo a Josué que la iba a entregar con su rey y guerreros.
Explicó su plan: Rodear la ciudad una vez cada día durante seis días. Los
hombres de guerra irán adelante y detrás de ellos, siete sacerdotes llevando siete cuernos (Shofar) delante del Arca del
Pacto y al final, detrás del Arca, cerrando el desfile, la retaguardia. Los
sacerdotes harán sonar sus bocinas pero el pueblo irá en silencio detrás. Hasta
el séptimo día darán seis vueltas; pero en la séptima vuelta al oír el sonido prolongado
de la shofar, gritarian y los muros caerán. Entonces cada uno correrá hacia
adelante y entrará en la ciudad destruyéndola. Esta rara estrategia tenía por
objetivo que la obediencia de todos los invasores se fortaleciera y que
comprobaran que la UNIDAD es algo poderoso, así como leemos con Gedeón ante los
madianitas. Este era un verdadero trabajo en equipo en donde cada uno ocupó el
puesto que le designaron y cumplió con su tarea individual.
Y el resultado fue… LA VICTORIA. ¡¡ Aleluya !!
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