Thursday, February 28, 2013


HALLAMOS EL LIBRO                                                                          

 

2 Reyes 22  - -  Versión Reina Valera 1960

Josías era hijo de Jedida, hija de Adaia de Boscat. Su reinado duró treinta y un años, comenzándolo a la edad de ocho años; siendo en los registros de los reyes, el de mas corta edad y no se apartó del camino; haciendo lo recto a los ojos de Yahvé.  Cuando cumplió los dieciocho años, mandó a Safán el escriba con un recado para el sumo sacerdote: 22: 4-7 Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez” porque todo el dinero que se recogía del pueblo para el templo se guardaba con el tesoro real.  Tenia Josías doce años de reinado cuando mandó que le dieran el dinero a los edificadores; pero la sorpresa fue mayúscula porque el sumo sacerdote no sabía que estaba entre todos, el más valioso tesoro: encontró el libro de la ley.

Hilcías dijo a Safán: “He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová” se lo dio y lo leyó. Al volver Safan al rey le informó que habían recogido el dinero; pero que también Hilcias le había dado “un libro’ que encontraron, y se lo leyó al rey. Josías escuchó las palabras de la ley y su corazón fue presa de gran inquietud. Mandó al sacerdote, al escriba y a otros a la profetisa Hulda a pedir consejo y esta le mandó su respuesta: 22: 16-20 “Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá;  por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.  Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta”.

¿Cómo pudo estar oculto el libro de la ley durante tanto tiempo? Tan grande negligencia era mas responsabilidad del sacerdote que ministraba en la casa de Jehová sin aplicar la ley; y del escriba que no había buscado el original para hacer las copias, que del rey; porque a su edad se le escapaban algunas de las responsabilidades, aun las más importantes. Nadie había echado de menos el sagrado libro, como en la actualidad algunas iglesias lo aparta y predican de su propio razonamiento, de su corazón y conveniencia. Si una iglesia aparta el libro de la ley, no merece más que desaparecer el mapa religioso. Tan lamentable fue este hecho registrado en la historia de los reyes que parece inconcebible que se repitiera en el Siglo XVIII  cuando en lugar de enmendar los errores de la iglesia romana, se unieron al error los adventistas, Testigos de Jehová y mormones,  cambiando los textos para que declaren la doctrina de error de sus iglesias.

Fue lo que Martin Lutero denunció: El abandono de La Sagrada Biblia en la iglesia.                                                 

 Las   palabras “Sola scriptura” son traducción del latín: “únicamente”, “principio”, “base”, y la palabra “scriptura” significa “escritos” – refiriéndose a las Sagradas Escrituras. “Sola scriptura” significa que solamente la Escritura tiene autoridad para la fe y la práctica del cristiano. La Biblia es completa, autoritaria y verdadera. “Toda la Escritura es ‘inspirada por Dios’ (dada por la inspiración de Dios) y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia....”      (2 Timoteo 3:16). Este fue el “grito de guerra” de la Reforma Protestante. Por siglos la Iglesia Católica Romana ha considerado sus tradiciones, acuerdos conciliares, encíclicas papales y el magisterio de la iglesia por sobre la autoridad a la Biblia. Esto dio como resultado muchas prácticas que eran, de hecho, contradictorias a la Biblia. Algunos ejemplos son: la oración a los santos y/o a María, la inmaculada concepción, la transubstanciación, el bautismo de infantes, las indulgencias, y la autoridad papal. Martín Lutero, el fundador de la iglesia Luterana y padre de la reforma Protestante, estuvo reprendiendo públicamente a la iglesia Católica por sus enseñanzas anti-bíblicas. La Iglesia Católica amenazó a Martín Lutero con la excomunión (y la muerte) si no se retractaba. La respuesta de Martín Lutero fue: "Por tanto, a menos que yo sea persuadido o convencido por el testimonio de la Escritura, o por el más claro razonamiento, - a menos que sea persuadido por medio de los pasajes que he citado, - y a menos que mi conciencia sea sometida de esta manera por la Palabra de Dios, no puedo retractarme y no lo haré, porque es peligroso para un cristiano el hablar en contra de su conciencia. ¡Me mantengo firme, no puedo hacer otra cosa; que Dios me ayude! ¡Amén!  Creo que es el momento de estudiar algunos datos biográficos de Martin Lutero para conocer exactamente los hechos, porque he escuchado a muchos católicos (de los que no estudian La Biblia) repetir como loras que Lutero era un hereje y que ser luterano equivalía a ser enemigo de la iglesia católica.

 Martín Lutero (Eisleben, Turingia, 1483-1546). fue un teólogo alemán cuya ruptura con la Iglesia católica puso en marcha la Reforma protestante Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se hizo monje agustino en 1505 y comenzó a estudiar Teología en la Universidad de Wittenberg, en donde se doctoró en 1512. Siendo ya profesor comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica: Lutero protestaba por la frivolidad en la que vivía gran parte del clero (especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar durante una visita a Roma en 1510) y también que las bulas eclesiásticas (documentos que teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos) únicamente fueran objeto de un tráfico puramente mercantil.

 Las críticas de Lutero reflejaban un clima bastante extendido de descontento por la degradación de la Iglesia, expresado desde la Baja Edad Media por otros reformadores que se pueden considerar predecesores del luteranismo, como el inglés John Wyclif (siglo XIV) o el bohemio Jan Hus (siglo XV). Las protestas de Lutero fueron subiendo de tono hasta que, a raíz de una campaña de venta de bulas eclesiásticas para reparar la basílica de San Pedro, decidió hacer pública su protesta redactando 95 tesis que clavó a la puerta del castillo de Wittenberg (1517).

La Iglesia hizo comparecer varias veces a Lutero para que se retractase de aquellas ideas (en 1518 y 1519); pero en cada controversia Lutero fue más allá y rechazó la autoridad del papa, de los concilios y de los «Padres de la Iglesia», remitiéndolos a estudiar la Biblia y al uso de la razón.

 En 1520, Lutero completó el ciclo de su ruptura con la Iglesia, al desarrollar sus ideas en tres grandes «escritos reformistas»: Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y Sobre la libertad cristiana. Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como hereje en una bula que Lutero quemó públicamente (1520); y el nuevo emperador, Carlos V, le declaró proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms (1521). Lutero permaneció un año escondido bajo la protección del elector Federico de Sajonia; pero sus ideas habían hallado eco entre el pueblo alemán y también entre algunos príncipes deseosos de afirmar su independencia frente al papa y frente al emperador, por lo que Lutero no tardó en recibir apoyos que le convirtieron en dirigente de un movimiento religioso conocido como la Reforma.

Desligado de la obediencia romana, Lutero emprendió la reforma de los sectores eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la cual dotó de una base teológica. El luteranismo se basa en la doctrina (inspirada en escritos de San Pablo y de San Agustín) de que el hombre puede salvarse sólo por su fe y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni mucho menos suficientes para alcanzar la salvación del alma; en consecuencia, expedientes como las bulas que vendía la Iglesia católica no sólo eran inmorales, sino también inútiles.

Lutero defendió la doctrina del «sacerdocio universal», que implicaba una relación personal directa del individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su justificación tradicional; la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual ésta debía ser traducida a idiomas que todos los creyentes pudieran entender (él mismo la tradujo al alemán, creando un monumento literario de gran repercusión sobre la lengua escrita en Alemania en los siglos posteriores).  
En el pasaje que estamos estudiando, apreciamos en 2 Reyes 22:19    y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.”

Dios perdonó la negligencia de Josías porque se arrepintió de los hechos y comenzó una nueva forma de reinar; Reunió a los ancianos de Judá y de Jerusalén, y ante el pueblo hizo juramento de seguir a Jehová: 23:3 “Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto” y rompió todos los utensilios que se hicieron para Baal, para Asera y a todo el ejercito de los cielos y quemándolos fuera de Jerusalén; y quitó a los sacerdotes que quemaban incienso a Baal, el sol, la luna, los signos del zodiaco y a todo el ejército de los cielos; asimismo quebró  estatuas e imágenes; destruyó todos los altares y hasta las tumbas en donde estaban los huesos enterrados de los idolatras; los sacó y los quemó.

Ordenó la celebración de la pascua porque en el libro de la ley estaba escrito que deberían celebrarla perpetuamente y este mandato no se había cumplido: 23:22   No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.

 Y la Escritura misma da testimonio de la conversión de Josías: 23:25 “No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual”.

 Cierto es que el rey Josías por su corta edad e inexperiencia pecó de negligente pero su alta investidura lo obligaba a conocer de cómo tenía que regir; pero Dios ve nuestro corazón y mansedumbre para tratar de seguir sus mandatos. Josías mostró un verdadero arrepentimiento (metanoia) estableciendo una nueva forma de vida en su pueblo apegada a la voluntad de Dios y recibió el perdón divino. ¿Harán lo mismo los dirigentes actuales? o seguirán desobedeciendo la Palabra de Dios y tratando de imponer su propio pensamiento.      

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