Friday, June 7, 2013

BELEN, La casa del Pan


Su nombre proviene del hebreo בית לחם, Beithlehem, casa del pan. En árabe su nombre es Bayt Lahm (بيت لحم).

Belén es una ciudad de Cisjordania bajo control de la Autoridad Nacional Palestina, situada en los montes de Judea, a unos 9 kilómetros  al sur de Jerusalén. Sus coordenadas geográficas son: 31º 42' N 35º 12' E.

Es importante recordar que el nombre de las ciudades obedecía a una profecía que siempre se cumplía. Belén significa “Casa del Pan”;  pero  no porque fuera famosa por sus panaderías sino porque en ella nació el Pan de Vida, Jesús de Nazaret. (Juan 6:35-48)

 La segunda parte de las Escrituras, que en nuestro tiempo conocemos como Nuevo Yestamento fue originalmente escrita en Koiné, un dialecto griego que se hablaba en la región de Palestina en los tiempos de Jesús. 

Allí está registrada en el Capitulo 6 de Mateo,  la oración que Jesús enseñó a sus discípulos y que al ser traducida literalmente diría: “El pan de nosotros el diario danos hoy.” Por la construcción gramatical propia de cada idioma. Nosotros escribimos el sustantivo primero después el verbo y al final colocamos el predicado, así: “El pan nuestro de cada dia, dánoslo hoy”. El pan, hace referencia a nuestro sustento, a nuestra necesidad, no a nuestros deseos. Eso es tan inusual que es la única referencia en los evangelios en que se dirige a Dios tal solicitud.  

Job sabía que todo es un regalo del Señor  y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1.21)

He aquí, escondido un secreto de la oración. Job consideraba que todo es un regalo de Dios, por lo tanto lo que da o quita es por Su voluntad; pero nosotros solo esperamos recibir y nunca dar; pero rayando en el límite de lo absurdo es oír predicar que a Dios hay que “pedirle” TODO lo que deseemos: un automóvil último modelo, casa, viajes… TODO; porque ‘somos hijos del rey’ y ‘el es dueño del oro y la plata’  ‘pedid y se os dará’, ‘solo tenemos que “sembrar” la semilla del dinero’ para que nos devuelva el ciento por uno. Puro y total mercantilismo. Es el evangelio de la codicia disfrazada de fe.

En el desierto, Dios proveyó de Maná al pueblo que sacó de la esclavitud. Cada mañana, solo tenían que salir de la tienda y recoger el pan que les llovía del cielo. Un milagro diario que se repitió durante cuarenta años. Puntualmente sin faltar un tan solo día. 

Esa es la enseñanza  con la que empezó Jesús su clase de oración, a sus discípulos en el Instituto Bíblico de Jerusalén. El pan nuestro (suple, Señor para nuestras necesidades) dánoslo HOY, (y cada día vendremos a pedírtelo, dependiendo de ti y no de nuestras fuerzas).

Cuando vamos a la iglesia en donde nos congregamos, vamos buscando el PAN que saciará nuestra hambre y nuestra sed espiritual (Juan 6:35) y cuando encontramos doctrinas de error, evangelios orgánicos, suaves, descafeinados  y “sugar free” sentimos que hemos salido de ese lugar alimentados con migas de pan y que tenemos que buscar otra casa del pan en donde saciarnos.

A eso –probablemente- se debe que muchos hermanos emigran de iglesia en iglesia buscando pan y no encuentran una que les sacie el hambre y sed de su espíritu.

Aclaramos que no buscamos una iglesia en la que se nos den recetas “gourmet” sobre panes importados; ni historias de grandes panaderías; queremos una pieza de pan que llene nuestra necesidad, y calme nuestra hambre. Si no comemos nos debilitamos y la anemia espiritual es el camino que lleva a la frialdad, letargo y conformismo, que en materia espiritual se traduce en apatía por el evangelio, adormecimiento de los sentidos y lo peor, la apostasía. Este es un camino de muerte del alma. Comenzamos buscando a Jesús para recibir vida y terminamos declinando hacia una muerte por inanición por el peligro de desarrollar una bulimia espiritual. 
 
Por medio de la iglesia de Galacia, Pablo nos exhorta llamándonos insensatos: “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?: (Gálatas 1:3).

 Nuestro Señor nos manda a trabajar pues somos sus obreros; Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre”(Juan 6.27)

Vamos pues, a buscar pan a la casa del pan, rechazando aquellas en donde solo hay vestigios del pan que históricamente en el pasado hicieron. El pan que buscamos es presente.                            
 
Jesús el día que montando un burrito, entró en Jerusalén, tomando el camino al templo, fue a la casa del pan y la encontró convertida en mercado, llena de vendedores, cambistas de monedas.

Era un pan lleno de virus, levadura, hongos y bacterias; los echó fuera con un látigo: “y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mateo 21.13)

 Referiremos del Antiguo Testamento, los pasajes de cuando dice: ”Hubo hambre en toda la tierra” y como cada uno de los personajes emigró buscando pan; como se ha dado la corriente migratoria del Sur hacia Estados Unidos desde hace mucho tiempo a la fecha.

  Génesis 12:10 [Abram en Egipto] “Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.” 

Cuantas veces nos equivocamos buscando el pan; porque salimos apresurados sin consultarle a Dios. Abram, como en los demás casos que reporta La Biblia no reparó en que si había hambre en la tierra, a cualquier lado que fuera encontraría el mismo problema.                      
 
El había salido de su tierra y su parentela siguiendo el llamado de Dios hacia una tierra prometida que no era Egipto, pero confió más a las noticias que le llegaron reportando que allí había pan y terminó mintiendo –en parte-  al entrar en Egipto cuando dijo que Sarai era su hermana y fueron llevados ante Faraón.

 Génesis 26:1 [Isaac en Gerar] “Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.”

El mismo error que cometió Abram al ir a Egipto, cuando hubo hambre en la tierra; ahora, por segunda vez, el hambre vino y fue entonces su hijo Isaac el que recibió la orden de no entrar en Egipto y quedarse viviendo en Gerar; pero cuando tuvo miedo mintió a Abimelec, igual que lo hizo su padre, diciendo que Rebeca era su hermana. El temer por su seguridad expuso a su mujer fuera poseída por alguno del pueblo y acarreara para si el pecado.

Génesis 41:54 “Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.”

Tal como José había profetizado, vinieron los siete años de las vacas flacas (hambre) después de los siete años de vacas gordas (gran producción de alimento) y hubo hambre en la tierra; pero Egipto tenia suficiente pan que por la obediencia de José a Dios, éste lo había prosperado alcanzando la bendición a Jacob (hijo de Isaac, nieto de Abram) quien vino con toda su familia a Egipto por llamado de José.        

 Rut 1:1 [ Rut y Noemí ] “Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos.”                                 

Pero el caso de Noemí fue más dramático, puesto que cuando hubo hambre en Belén (en la casa del pan); su esposo, ella y sus dos hijos se trasladaron a Moab, una tierra de maldición buscando alimentarse con un pan contaminado y maldito.                                                       
 
Con el correr del tiempo vinieron las consecuencias de no confiar en Dios y Noemí enviudó; murieron sus hijos y ella quedó con sus nueras Ofra y Rut sin patrimonio, ni nada que hacer; pero llegaron las noticias: “Hay pan en la casa de Pan” y volvió a Belén buscando de nuevo ese pan que le había hecho falta tanto tiempo.   

Su regreso trajo la bendición de que Rut su nuera viuda encontrara el amor de Booz con quien se casó y procrearon un hijo llamado Obed y este a Isaí, padre de David; y siguiendo las generaciones vino en línea directa de Rut la moabita, en Belén, la casa del pan, Jesús, el pan de vida.  

Actualmente hay hambre en toda la tierra porque han rechazado a Jesús y la gente va a Egipto buscando lo que no existe.

Inútilmente buscan en filosofías, cultos, religiones, gurús, estatuas, guías espirituales,  hombres iluminados y toda clase de propuestas mentirosas; que ya lo hizo el pueblo y que nos advierte Jeremías (2.13):”Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”                                  

Hermano, no tienes que salir apresurado a comprar un boleto de avión para ir a Belén a buscar la casa del pan.  
►Recuerda que cuando las mujeres ante  la tumba buscando el pan en la madrugada, encontraron un ángel: Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron” (Marcos 16.6) El pan que bajó del cielo no quedó sepultado. Resucitó … VIVE … y puede venir a llamar (Apocalipsis 3.20) para que le abras y entrar a morar en tu corazón si tan solo te arrepientes de tus pecados y le confiesas como tu único Salvador, y le permites reinar en tu vida.  Encuéntralo clamando a EL de rodillas, con el corazón dispuesto; y no vayas a ningún Egipto a buscarlo.                  

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