AGOSTO 26
T
A L M
I D A P ú l p i t
o V i r t u a l
Reina Valera 1960
La palabra bautizar (baptisontai=baptisontai) significa literalmente
sumergir, introducir totalmente en un liquido; haciendo alusión al proceso de
teñido de la lana que se hacía en la antigüedad. Se preparaba una tina o bañera
con el tinte y se introducía completamente la lana para darle color.
En el aspecto espiritual esta palabra indica
un acto de obediencia al mandato de Jesús en el cual el creyente es sumergido
en agua para dar testimonio de su fe en Cristo. Jesús fue obediente y llegó
hasta el rio Jordán en donde bautizaba su primo Juan, para ser sumergido en el
agua.
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua;
y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que
descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia (Mateo 3:16-17)
Hemos de explicar bien el significado etimológico de la palabra bautismo
porque tenemos que sentar cual es la forma de efectuarlo. Por definición
decimos que bautismo es la inmersión del creyente en las aguas bautismales
descartando la aspersión, goteo, rocío o cualquier otra forma no bíblica.
Bautismo es un proceso
que se practicaba en la antigüedad, en Egipto, Persia, India y China, en donde se teñían
fibras con tintes rojos y azules.
Durante el Imperio romano, el teñido de vestidos
con “púrpura de Tiro” era reservado
a las clases altas del imperio, ya que este tinte provenía de la secreción de
un molusco considerado valiosísimo en la época. Dada la deman da del tinte, los
moluscos que los producían fueron casi exterminados.
Durante la Edad Media se usaría un nuevo
tinte de color púrpura, la urchilla Orchilla, obtenido del líquen; el norte de Italia,
en donde abundaba esta especie se convertiría en una importante zona de teñido
de telas.
Hechos 16:13 “Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al
río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que
se habían reunido. 14- Entonces una mujer llamada Lidia,
vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba
oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que
Pablo decía. 15- Y
cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo
sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
Leemos en este pasaje que en la ciudad de Tiatira, a la
predicación de Pablo una vendedora de púrpura llamada Lidia se convirtió
y fue bautizada con su familia. Tiatira era una de las siete iglesias de Asia a
las que Juan les escribió por mandato del Alfa y la Omega (Apocalipsis 1:11)
Con
el descubrimiento
de América, se encontró que las substancias produ-cidas por los moluscos que se
utilizaron en Europa y Asia también eran usa-das para bautizar las telas en estos
lugares del mundo como la zona costera de México en donde habitan varias
especies de las familias Muricidae y Thaididae, primordialmente en sustratos
arenosos y rocosos. Se distribuyen a lo largo de las costas templada y tropical
del Pacífico, Golfo de México y del Mar Caribe, y la especie Plicopurpura
pansa Gould es de la que se ha extraído la mayor cantidad del tinte
purpúreo en México, principalmente en los esta-dos de Chiapas y Oaxaca, en la
costa meridional de México. .
Varias especies de este
orden, pertenecientes a las familias Thaididae y Muricidae, se distinguen por
la elaboración y la secreción de una sustancia tintórea que, por efectos de
oxidación, se torna de blanquecino a verde jade y finalmente a un color
purpúreo típico. Desde las culturas más antiguas de la humanidad, entre ellas
las de Creta, Egipto y Fenicia, existen testimonios de actividades propias de
tinción por moluscos gasterópodos, aplicadas en diversos textiles, que, usados
en el vestuario, les conferían un carácter distintivo. En Centro América se utilizaba en la época de la colonia
española el añil como tinte.
Se
bautiza en agua, en las iglesias que son llamadas cristianas debido a que siguen las enseñanzas de
Jesucristo y El instituyó este acto de fe.
Sabemos por La Escritura que la salvación es un
acto de Dios que recibimos por fe. Efesios 2:4 “Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5- aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo(A) (por gracia sois salvos), 6- y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús, 7- para mostrar
en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús. 8- Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; 9- no por obras, para que nadie se gloríe.
Y si es por fe que somos salvos, entonces ¿para qué es el bautismo?
La formula es sencilla:
Somos salvos por la fe en Jesucristo y porque somos salvos nos bautizamos para
dar testimonio de nuestra fe. ¿Porqué? Porque si nos bautizamos sin
arrepentirnos de nuestros pecados y sin confesar nuestra fe en Jesús, nos
estamos dando un simple baño. Pero si somos salvos por fe; aunque no nos quede
tiempo de bautizarnos tenemos vida eterna. El ladrón que murió crucificado al
lado de Jesús, no tuvo tiempo de efectuar ninguna obra, ni ritual para ser
salvo; pero creyó en el Mesías antes de morir y ese mismo día se fue al
paraíso. El agua no tiene ningún poder
salvífico y sólo es una representación del lavamiento de nuestros pecados por
obra de la sangre de Jesús derramada en la cruz del Monte de la Calavera.
Pablo explica en 1 Corintios 1:17 “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evan-gelio; no con sabiduría de
palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Porque por el evange lio alcanzamos salvación, no por el
bautismo =►Jesús fue a la cruz sin haber cometido ningún pecado a pesar de haber sido tentado en
todo. Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un
sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado”.
Pero en el momento de la crucifixión
todos nuestros pecados cayeron sobre EL y sólo con el derramamiento de sangre
podían expiarse estos pecados. (Mateo 26.28; Hebreos 9.22) Jesús era el Cordero
de Dios que estaba siendo inmolado y su sangre lo limpiaría a El y a todos nosotros de ese horrible estado
espiritual.
Lucas 12:50 nos expresa ese sentir: “De un bautismo tengo que ser bautizado; y !cómo
me angustio hasta que se cumpla!”
Jesús sabía que aunque
momentáneamente, eso le separaría del Padre porque Dios no puede estar
donde hay pecado; fue esto que lo hizo
gritar: ¡Padre, porque me has abandonado!
Teniendo claras las ordenanzas sobre el bautismo es fácil
seguirlas; pero hay denominaciones “cristianas” que no obedecen a Cristo y cambian el mandato que dice: Mateo 28:18 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. 19- Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20- enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén. Vamos a estudiar detenidamente estos versículos:
19- “Id y haced discípulos…” Lógicamente, si voy a hacer discípulos no les puedo
predicar a niños que no pueden ni siquiera hablar o poner atención, como los
que tienen apenas días o meses de nacidos. El primer enfoque ya parte de un error; pues
Jesús y Juan predicaron el arrepentimiento y después el bautismo. Un niño tan
pequeño no se puede arrepentir de haber nacido pecador y no podré hacerlo
discípulo porque ni entiende, ni habla, ni pone atención. En la segunda parte es donde fallan los Unitarios
porque no usan la fórmula bautismal que nos dio Jesús y lo hacen sólo en el
Nombre de El, omitiendo al Padre y el Espíritu Santo; y peor aún, los mormones
que bautizan por los muertos. En el verso 20 volvemos a encontrar el obstáculo
de la edad para que obedezcan, porque ni
siquiera los padres guardan las cosas que les ha mandado; pero creen que Jesús
está todos los días con ellos hasta el fin. Estos son los evangelios de oferta,
los que llamo “evangelios de supermercado” porque echamos a la carretilla sólo lo que nos gusta y lo demás
nos es indiferente.
Y así como desobedecen la formula bautismal que instituyó Jesús, también
adulteran la doctrina diciendo que el bautismo es para salvación.
La Biblia
claramente habla de dos tipos de bautismos diferentes. El bautismo por inmersión
en agua, del que hemos meditado a luz del Nuevo Testamento. Todos aquellos que
hayan aceptado a Jesucristo como su Salvador personal y hayan experimentado UN
NUEVO NACIMIENTO deben ser bautizados en agua en una ceremonia pública (Mateo
3:13-16) para testimonio de su fe en
Cristo y en la experiencia que la Biblia llama "la circuncisión del
espíritu".
Bautismo
en el Espíritu Santo (Hechos 1:5)
Juan el Bautista dijo: Yo bautizo en agua pero
el que viene tras de mi os bautizara con el Espíritu Santo. (Marcos 1.8).
El bautismo en agua instituido por Juan
es un acto humano; el bautismo en el Espíritu Santo es un acto divino. Este es
el bautismo referido en Hechos 1:5, a través del cual recibi-mos poder para ser
más efectivos en nuestros esfuerzos evangelisticos.
"Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo
último de la tierra."
(Hechos 1:8). Este segundo bautismo capacita al creyente de recibir
poder para predicar, de hablar en lenguas de otras naciones y de hablar en
lenguas angélicas totalmente desconocidas para el hombre. (Hechos 2.1-11) “Cuando llegó el día de
Pentecostés estaban todos unánimes juntos. De repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban; y se les aparecieron len-guas repartidas, como de fuego, asentándose
sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran. Vivían
entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Al oír
este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los
oía hablar en su propia lengua. Estaban atónitos y admirados, diciendo:
--Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, los oímos
nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos,
medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto
y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de África más allá de Cirene,
y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes,
los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”.
La Biblia nos indica que ninguno de estos dos bautismos
son imprescindibles para la salvación, sin embargo, el hecho de que el mismo
Cristo nos exhorte con la necesidad de recibir ambos, nos muestra la
importancia de sendos bautismos.
El orden es el siguiente:
1- Salvación a través de la confesión de
nuestros pecados y la aceptación del Salvador en nuestras vidas, en este
momento el Espíritu Santo viene a morar en nosotros, pero aún no hemos sido
bautizados por Él.
2- El
bautismo por inmersión en agua para testificar de nuestra fe.
3-
El bautismo del Espíritu Santo, para recibir poder para llevar a cabo la Gran
Comisión.
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